sábado, 4 de julio de 2009

¿Mediocridad sin fronteras?

Teniendo en cuenta la gran difusión que tiene hoy en día la Web 2.0 no podemos olvidarnos que uno de sus pilares fundamentales es que está creada para los usuarios y son quienes día a día le dan vida. Resaltando esto es claro que aparezcan detractores de la Web 2.0 a lo largo de todo el ancho de la banda (qué es grande).
Principalmente los detractores de la Web 2.0 hablan acerca de la falta de calidad en la información provista por estos usuarios (convertidos en prosumidores y dejando de lado su pasividad como usuario), y la gran falta de una entidad que controle y respalde todo lo que se publica; pero esto no es nuevo: en este aspecto, Internet siempre tuvo este problema ya que desde sus inicios muchas escuelas no aceptaban (ni aceptan del todo actualmente) recursos obtenidos en Internet como una referencia bibliográfica válida teniendo razón puesto que no cuenta con un respaldo de autor o empresa editorial para su validez en la mayoría de los casos. Pero claro, que habiendo tantas falencias, se crearon sitios de recursos académicos para dar una validación a la información publicada en Internet, guiando la nueva tendencia de Web 2.0 a darle un valor adecuado a la información publicada por la gente y utilizar esto para distinguir entre una opinión o idea y un hecho fehaciente.
Para algunos detractores, la Web 2.0 acabó por ser el culto de lo aficionado devaluando así el conocimiento en sí; en vez de consolidar la aparición de grandes herramientas útiles, la gran proliferación de blogs crea un conjunto de mediocridad que ayuda a cubrir la desinformación, el rumo, y la difamación. Obviamente que los blogs permiten que cualquiera exponga una idea genial, sobresaliente a muchas…el problema es encontrarla.

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